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No todo se ha perdido

Desde hace varias décadas, se han venido implementando acciones que han demostrado ser eficientes en la recuperación de la capa de ozono. Por ejemplo, la eliminación casi total de más de cien productos químicos ha ayudado a que la concentración de sustancias dañinas para la capa de ozono haya disminuido, lo que ha representado una contribución significativa a la mitigación del cambio climático.

La capa de ozono se ha recuperado a una tasa del 1-3 por ciento desde el año 2000 y se espera que en algunas regiones sane completamente en el 2030, y en otras, en 2050 y 2060. Las acciones para lograrlo, en el marco del Protocolo de Montreal, representan una gran oportunidad para reducir el calentamiento global.

Las diferentes instancias que abordan el tema del clima continúan evaluando y proponiendo nuevas acciones para combatir el cambio climático. Una de las iniciativas más reciente es el plan acordado en la cumbre mundial del clima de Egipto (COP27), realizada en noviembre de 2022, el cual incluye 25 nuevas acciones para bajar los precios de las tecnologías limpias, reducir de manera rápida las emisiones de CO2 e impulsar la seguridad alimentaria de miles de millones de personas.

En esta cumbre, también se habló que para que el calentamiento global se mantenga en 1,5 grados Celsius (2,7 Fahrenheit) a finales de siglo, la economía mundial tiene que descarbonizase para 2050, lo que significa que solo deben emitirse los gases de efecto invernadero que puedan ser absorbidos de forma natural o artificial. Entre las acciones, se contempla la construcción de al menos 50 plantas industriales de cero emisiones netas a gran escala, unos 100 valles de hidrógeno y grandes proyectos de interconexiones eléctricas transfronterizas.

Por otro lado, en el Foro de Davos en 2020, se lanzó el manifiesto por la sostenibilidad y la economía inclusiva, que reconoce que “el propósito de las empresas es colaborar con todos sus stakeholders en la creación de valor compartido y sostenido”. En el Foro de Davos también se dio a luz las métricas ESG (Environmental, Social, Governance).

Ser sostenible es rentable

Hablar de ESG, ya no es hablar de temas ecológicos, de imagen o del concepto más tradicional de la RSC. Los criterios ESG se refieren a factores ambientales, sociales y de gobierno corporativo que se tienen en cuenta a la hora de invertir en una empresa. En los últimos años se han convertido en la referencia de la inversión socialmente responsable.

Ser sostenible es rentable a corto plazo porque ayuda a reducir costos y a mediano plazo generará oportunidades de crecimiento. Entre ellas, se abrirán más puertas en los mercados y con las financieras.

Combatir el cambio climático es parte de una estrategia global de sostenibilidad. Y estoy seguro de que con creatividad y tecnologías que hagan la diferencia, es posible continuar mitigando el cambio climático.

Tecnologías

Afortunadamente, están surgiendo nuevas tecnologías que ofrecen esperanza para mitigar los efectos del cambio climático y reducir nuestra dependencia de los combustibles fósiles.

Un área prometedora es la energía renovable. Las turbinas eólicas y los paneles solares son cada vez más eficientes y su costo se reduce rápidamente. En muchas áreas, ya son más baratos que los combustibles fósiles tradicionales y es probable que su precio continúe disminuyendo en los próximos años. Estas fuentes de energía limpia brindan una alternativa confiable y sostenible a los combustibles fósiles que durante mucho tiempo han sido la columna vertebral de nuestra infraestructura energética.

La energía renovable ha experimentado un crecimiento significativo en los últimos años, y tanto la energía eólica como la solar experimentan aumentos exponenciales de capacidad. Según la Agencia Internacional de Energía (AIE), las fuentes de energía renovable representaron el 72 % de las nuevas adiciones de capacidad de energía en 2019. Además, el costo de la energía renovable se ha reducido drásticamente. El costo de los sistemas solares fotovoltaicos se redujo en un 82 % durante la última década, mientras que el costo de la energía eólica se redujo en un 39 %. De acuerdo con la Actualización del mercado de energía renovable de la AIE, la energía renovable es ahora la forma más rentable de generación de energía nueva en la mayor parte del mundo. Esta reducción de costes ha hecho que la energía renovable sea cada vez más atractiva para los inversores y ha ayudado a acelerar la transición hacia el abandono de los combustibles fósiles.

Otra tecnología prometedora para combatir el cambio climático es la captura y almacenamiento de carbono. Esta tecnología nos permite capturar las emisiones de dióxido de carbono (CO2) de las centrales eléctricas y otros procesos industriales y almacenarlas bajo tierra, evitando que pasen a la atmósfera. Esto puede ayudar a reducir la cantidad de gases de efecto invernadero que contribuyen al cambio climático y también puede ayudar a que el uso de combustibles fósiles sea más sostenible.

Una tercera tecnología que puede ayudar a combatir el cambio climático son los vehículos eléctricos. Estos vehículos funcionan con electricidad y emiten muchos menos gases de efecto invernadero que los vehículos tradicionales a gasolina. El auge de los vehículos eléctricos ya está conduciendo a una reducción en el uso de petróleo y gas, y se espera que la tendencia continúe a medida que el costo de los vehículos eléctricos continúe cayendo y la infraestructura de carga mejore.

Además de estas tecnologías, también existen nuevas innovaciones en el diseño de edificios que pueden ayudar a reducir nuestro impacto en el medio ambiente. Por ejemplo, los «edificios ecológicos» utilizan tecnologías y materiales energéticamente eficientes para reducir la cantidad de energía necesaria para calentar y enfriar el edificio. También utilizan fuentes de energía renovables, como paneles solares, y están diseñados para reducir el uso y el desperdicio de agua.

Otra forma de luchar contra el cambio climático es reducir los residuos. Los vertederos son una de las mayores fuentes de metano, un poderoso gas de efecto invernadero, y la reducción de los desechos puede ayudar a reducir la cantidad de metano que se libera a la atmósfera. Las nuevas tecnologías como el compostaje, el reciclaje y los sistemas de conversión de residuos en energía pueden ayudar a reducir la cantidad de residuos que terminan en los vertederos.

Finalmente, las nuevas tecnologías también pueden ayudar a mejorar la forma en que gestionamos nuestros recursos naturales. Por ejemplo, la agricultura de precisión puede ayudar a los agricultores a usar el agua y otros recursos de manera más eficiente, reduciendo la cantidad de desechos y conservando los recursos para las generaciones futuras. Otras tecnologías, como la teledetección y el análisis de datos geoespaciales, pueden ayudarnos a comprender mejor los impactos del cambio climático en nuestros ecosistemas y tomar medidas para protegerlos.

En conclusión, las nuevas tecnologías ofrecen esperanza para combatir el cambio climático y mitigar sus impactos. Hay muchas maneras en las que podemos utilizar la tecnología para reducir nuestro impacto en el medio ambiente y ayudar a crear un futuro más sostenible para todos. Sin embargo, es importante recordar que la tecnología por sí sola no es suficiente. También debemos tomar medidas para reducir nuestra huella de carbono, adoptar estilos de vida más sostenibles y abogar por políticas que promuevan el uso de energía limpia y otras tecnologías que ayuden a mitigar los efectos del cambio climático.

En AgroAmérica hemos adoptado el modelo de empresa regenerativa. Este modelo ha surgido recientemente en respuesta a los desafíos ambientales. La visión es ayudar a transformar las cadenas de suministro para garantizar la disponibilidad de los recursos a futuro, colocando a la naturaleza y a la persona en el centro de las prácticas comerciales. Net Zero es nuestra meta.

En este enlace puede leer sobre las acciones que hemos realizado y las tecnologías implementadas para mitigar el cambio climático y cumplir con estándares internacionales de sostenibilidad, de acuerdo con las métricas ESG.